María Elena de 53 años, aceptó inyectarse polimetilmetracrilato en el rostro para rellenar su entrecejo y mejorar el aspecto de su mentón y zona de la nariz; no dudó ni un momento cuando la dermatóloga de su hija se lo propuso hace 2 años. María Elena jamás se imaginó que una doctora con tanto prestigio podría destruirle el rostro.
Más o menos así es la historia de una mujer venezolana que recoge el sitio reportero24.com
A las tres semanas, con el rostro inflamado, Elena regresó al consultorio y recibió otras inyecciones, fueron las últimas, las devastadoras. 7 meses estuvo sin salir de casa, se quería morir.
La mujer buscó ayuda con un cirujano experto que le extrajo pedazos de plástico solidificado de varios puntos del rostro, pero requiere una segunda intervención y antes debe vencer el miedo de que le vuelvan a tocar el rostro.
Las historias de mujeres que han recurrido a tratamientos con biopolímeros como el polimetilmetacrilato se repiten día con día en diferentes partes del mundo, la sustancia se encuentra en el mercado con diferentes nombres y no puede ser absorbida o expulsada por el cuerpo.
El polimetilmetacrilato suministrado en cantidades mínimas, corrige arrugas, depresiones y surcos en la cara y no se aconseja su uso en implantes de glúteos u otros implantes que exijan el uso de cantidades mayores a los 3 centímetros cúbicos de esta sustancia
Es necesario que los pacientes sepan diferenciar las sustancias de rellenos permanentes de las que no lo son, “las sustancias permanentes perduran en el lugar donde fueron inyectadas por tiempo indefinido y las reacciones adversas pueden presentarse en forma tardía. Lamentablemente, estamos recibiendo en nuestros consultorios muchos pacientes con este tipo de secuelas y, además, con pésima información... la mayoría ni siquiera sabía qué sustancia se le había inyectado”, según indica el presidente de la Asociación de Cirujanos Plásticos de Misiones en Argentina, Gustavo Abrile.
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