Una joven de 22 años que no descubrió su identidad, reveló cómo se convirtió en una víctima de los biopolímeros al inyectarse los glúteos.
La experiencia de esta joven es desconocida para sus padres, novio y demás familiares, por ello prefirió el anonimato. Al verse afectada por el producto acudió al lugar donde le fue le suministrado, sin embargo allí lograron el efecto contrario, se extendió por otras partes del cuerpo causándole dolor y cicatrices.
Cuatro años después de lo ocurrido, decidió contar su historia. “A los pocos meses de colocármelo, migró a la espalda y allí se hizo una especie de pelota grande, que aparte de verse, me dolía”, contó.
Reveló que la persona que le aplicó el producto “nunca me dijo que eran biopolímeros, me dijo que eran células expansivas y no imaginé que podría tener estas consecuencias”.
Recientemente se sometió a una cirugía con láser para extraer los biopolímeros de su cuerpo. “Ya las molestias han disminuido, aunque debo esperar la total recuperación de la operación, siento mejoría”.
“A veces la vanidad cuesta un poquito y antes de someterse a este tipo de operaciones es preferible investigar un poco más porque estamos jugando con nuestro cuerpo y con nuestra vida”, dijo.
Señaló que quienes se someten a este tipo de procedimientos pueden perder la vida, “no se vale que jueguen con la vida de las personas, porque a mí me causó molestia, a otras se les ha infectado pero hay otras que pueden morir por esto”.
La víctima aseguró que quienes se inyectan biopolímeros “no saben en lo que se están metiendo”.
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