Las infecciones BIM (Biopolímeros, Implantes y Mesoterapia) aparecen de forma subaguda (días a semanas) o tardia (meses) luego del procedimiento. Son secundaria a la contaminación de los materiales con microorganismos ambientales y se les conoce con el nombre de "micobacteriosis" y más contemporáneamente como "Enfermedad de las bellas".
Son causadas por micobacterias no tuberculosis y hongos, y pueden cursar produciendo granulomas (nódulos de color violeta, marrón o verdoso) que crecen y se inflaman (dolorosos), pudiendo drenar hacía el tejido profundo en el caso de los Biopolímeros, ya que estos pueden "migrar" una vez que se han colocado y llevar consigo la infección; y se avocan a la superficie en el caso de las infecciones de Implantes y Mesoterapia, produciendo comunicaciones entre cavidades infectadas y el exterior del cuerpo (fístulas). La secreción que puede salir de estas lesiones es blanquecina, grumosa, espesa e incluso puede ser amarillenta, sanguinolenta o purulenta; con o sin mal olor.
Los microorganismos que causan estas infecciones son llamados "de crecimiento lento" o "formadores de granulomas".
Pueden ser únicas (Implantes) o múltiples (Mesoterapia) y generalmente muy extensas en el caso de los Biopolímeros.
Pueden sobreinfectarse por bacterias comunes (celulitis, erisipela, furunculosis, linfangitis) y también llegar a confundirse con complicaciones de los procedimientos estéticos como son el rechazo (encapsulación, fibrosis) o la alergia al material o reactivo utilizado (urticaria, angioedema, dermatitis).
Requieren un rápido diagnóstico clínico y microbiológico (coloraciones, cultivos), para poder iniciar el tratamiento adecuado, y son de manejo multidisciplinario, pues sus secuelas deben ser atendidas por un equipo donde el Cirujano Estético, Dermatólogo, Fisiatra y Médico Microbiólogo tratan de controlar el daño actual y evitar daños futuros. Es necesario remover el material infectado e iniciar antibioticoterapia específica que puede llegar a requerir hasta 4 o más drogas y debe ser supervisada y prolongada (por varios meses).
Los agentes que causan las infecciones asociadas a la aplicación de Biopolímeros son de diversa naturaleza, tanto bacterias, como micobacterias y hongos. Dentro de las bacterias que más frecuentemente se asocian a ellas tenemos las que comúnmente habitan en la piel como Staphylococcus aureus y Staphylococcus epidermidis, las que pueden contaminar las soluciones que se aplican (Complejo Mycobacterium fortuitum-chelonae y Pseudomonas aeruginosa) y aquellas que se aprovechan de forma transitoria de los fenómenos inflamatorios y que pueden llegar por vía sanguínea a los sitios de punción o por mal manejo de la higiene de las mismas (Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae).
El aspecto clínico de estas lesiones es diferente otras de las patologías asociadas a procedimientos estéticos, ya que pueden presentarse como extensas celulitis con intenso dolor y signos de flogosis, además de fiebre alta y escalofríos, cambios en el volumen del área afectada (edema o hinchazón con endurecimiento o sensación de "granulos" debajo de la superficie de la piel), cambios de coloración que van desde el rojo hasta el color morado o marrón, diseminación de la lesión determinada por el movimiento del polímero a través de las estructuras anatómicas; úlceras o llagas con áreas de necrosis (muerte del tejido, coloración negruzca con mal olor), e inclusive formación de fístulas, que son conductos entre la profundidad del tejido inflamado y la piel, por donde puede drenar pus, sangre o secreciones amarillentas y/o transparentes.
Estas infecciones requieren un abordaje rápido, pues pueden poner en riesgo más que la apariencia del área afectada, llegando inclusive en casos severos a comprometer la vida del paciente. Deben ser evaluadas por el dermatólogo, cirujano plástico y estético, especialista en el manejo de enfermedades infecciosas; para lograr un adecuado diagnóstico; el cual puede requerir no solamente de técnicas de cultivo, sino además de estudios de extensión de laboratorio (hematológicos, química sanguínea, otros) e imágenes como la Resonancia Magnética Nuclear. Entre sus complicaciones también se encuentran las reacciones alérgicas o de hipersensibilidad, y terminan en general siendo causas importantes de ausentismo laboral, cicatrices y lesiones residuales secundarias a los grandes fenómenos inflamatorios.
Su tratamiento es multidisciplinario, ya que no basta con la antibioticoterapia, siendo necesario el drenaje, limpieza quirúrgica, aspirado, uso de coadyuvantes como ultrasonido u otros, e inclusive rehabilitación.
La prevención básica es colocarse en manos expertas si ha decidido realizar uno de estos procedimientos, lo cual no elimina los riesgos, pero los disminuye en gran medida y permite manejar las complicaciones si se presentan.
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