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lunes, 10 de febrero de 2014

Inyectarse silicona líquida es una trampa mortal



Algunas que se sometieron a estas prácticas por desconocimiento, hoy están arrepentidas ante las consecuencias.

“La primera vez que me puse silicona líquida”, - cuenta Pamela- “fue a los 20 años. Me inyectó una amiga. Lo hizo con una jeringuilla grande. Cuando entró el líquido en mis nalgas sentí un dolor como si me rompían los tejidos. Recuerdo que me puse un litro. Me dio fiebre y escalofrío”.

Pamela no escarmentó. Luego de dos años volvió a colocarse más silicona en sus “pompis”. “Esto es como un vicio”, explica la “trans” femenina.

Pero el dolor que sintió no impidió que continúe con el proceso de cambiar su cuerpo. Más cuando se inyectó la sustancia en los pechos, esta se le corrió hacia el abdomen y espalda. Debido a esto tuvo que ser hospitalizada. La travesura no terminó allí, sino cuando se aplicó silicona en los labios. “Me puse, pero la aguja se me fue profundo y me quedé con los labios boludos”.

Pese a que muchos “trans” conocen los riesgos que corren sus vidas al inyectarse silicona líquida en su cuerpo, continúan haciéndolo. Es una especie de juego con la muerte por tener hermosos cuerpos voluminosos para lucirlos por las calles debido a los litros de silicona líquida que están embutidos dentro del organismo.

Los casos de muertes suscitados por estas prácticas empíricas aumentan cada vez más.

Los motivos, según la comunidad, para que la mayoría de las “trans” recurran a estas prácticas son: el desesperado anhelo de verse más femeninas y el no contar con dinero suficiente para pagar una cirugía estética. Estas causas conllevarían a que erradamente decidan inyectarse silicona líquida para el abultamiento de nalgas, pechos, piernas, labios, entre otras partes del cuerpo.

Según el doctor Nelson Estrella, cirujano plástico, las consecuencias son “catastróficas” a corto, medio y largo plazo. Considera que para el abultamiento de ciertas partes del cuerpo lo más indicado es realizarse una cirugía plástica por médicos titulados en la especialidad.

La silicona líquida inyectada en el organismo puede matar o desfigurar a la persona. Las causas más comunes de muerte inmediata tras una inyección de este compuesto es el rechazo inmunológico que provoca que los pulmones se inunden con fluidos o se presente una embolia pulmonar, señaló el galeno.

Ambas pueden causar una muerte rápida, a no ser que se reciba atención médica tan pronto cuando la persona sienta picor, mareos o dificultades respiratorias.

La única forma de reducir los riesgos por esta práctica es “¡no usarla jamás!”, señaló Estrella.

Pamela asegura que la silicona líquida se la consigue en lugares conocidos por las “trans” a solo 12 dólares el litro.

“ME INYECTÉ DIEZ LITROS”
Sabrina, otra “trans” femenina cuyo rostro y cuerpo deja a más de un hombre babeando, dice estar contenta con su figura que ha logrado moldear con dos galones de silicona líquida. Para esto utilizó 10 litros.

Manifiesta que para no gastar dinero en el proceso de aplicación realizó un curso de enfermería. De esta manera también ayudó a algunas amigas a hacer realidad sus sueños de verse como mujeres.

Manifestó que el secreto para que todo salga bien está en clavar la aguja profundamente en el centro de cada glúteo. “Si se clava la aguja y no sale sangre quiere decir que no se ha topado ninguna vena, ni arteria, entonces se puede introducir la sustancia”, cuenta.

Por cada litro que se inyecta indicó que se cobran 200 dólares. “Una cirugía de pechos cuesta unos dos mil quinientos dólares. Inyectarse silicona en el mismo lugar vale solo quinientos”, comenta la “trans” guayaquileña.

Ella mismo se inyectó en sus pechos, cuya talla es 38B. “Me encantan mis senos porque se ven naturales. Las prótesis se notan”, dice orgullosa.

La silicona que utilizó no es la que se comercializa en “ciertos locales” de la ciudad, sino que lo obtuvo en una clínica pagando 75 dólares.

“Esta viene esterilizada. Comprarla en sitios de dudosa procedencia se corre el riesgo de obtener algo adulterado, porque a veces lo mezclan con aceite Johnson, industrial u otras sustancias”, explica Sabrina.

Reveló haberse colocado esta sustancia en los pómulos, barbilla, frente y hasta en las piernas. “Cuando me puse en las piernas estuve mal en un hospital, porque el líquido se me bajó a los pies y estos se me hincharon tanto que me asusté. Pero fue culpa mía por irme a trabajar al siguiente día”.

Sus tobillos todavía lucen hinchados a causa de la silicona.

Sabrina revela que esta práctica se la realiza mucho entre las “trans” y reconoce que se corre riesgo en todo sentido, pero que ella y sus compañeras no tienen dinero para las cirugías.

“NO ES CUESTIÓN DE ESTÉTICA”
Diane Rodríguez, presidenta de la fundación Silueta X, reconoció el riesgo que se corre con la silicona líquida cuando es inyectada y que la idea es que la nueva generación no recurra a estas prácticas que traen fatales consecuencias y hasta la muerte.

“Para nosotras, las trans, cambiar nuestro cuerpo no es cuestión de estética ni de belleza, menos para vernos hermosas; es una cuestión de realización personal, de un anhelo de vernos como mujer. Debería crearse una política de Estado en la que las operaciones de cambio de sexo sean gratuitas para las trans, tal como lo hay en otros países”, señaló.

“Me quiero sacar lo que un día me puse”, dijo Diane, quien aseguró que antes no había información suficiente “para que entendiéramos que este proceso es peligroso. Muchas quedamos con secuelas fatales. Accedí por desconocimiento cuando tenía 18 años. Me puse en los pómulos, labios, mentón. Ahora estoy arrepentida y lo peor de todo es que aquí (en Ecuador) no me quieren sacar la silicona”.

La activista señaló que la población “trans” es de escasos recursos económicos y por eso acude a esta riesgosa práctica. “La silicona la tengo entre las piernas. Ahora no puedo andar con tacos altos porque me duelen los glúteos, tobillos y pies. La idea es que la nueva generación trans no utilice esta sustancia”, manifestó.

NO SE DEBE USAR JAMÁS
El doctor Nelson Estrella, cirujano plástico, manifestó que la silicona líquida es un elemento tóxico que se lo puede comprar hasta en ferreterías o en locales comerciales por sus múltiples usos que tiene.

Dijo que este compuesto puede ser importado de otros países como Argentina. Explicó que ni siquiera la silicona líquida que está dentro de las prótesis de glúteos o mamas (que se utiliza para las cirugías plásticas) se la puede sacar e inyectar en el cuerpo.

Comentó que cuando es inyectada, el tejido molecular tiende a movilizarse de un lado a otro. “Si se la pone en las nalgas, en menos de tres años la silicona líquida estará en el hígado. Hay casos en que a los cinco u ocho años la persona comienza a sentir fuertes dolores de cabeza y esto pasa cuando la sustancia llegó al cerebro. Cuando la persona muere, durante la autopsia se puede ver como el líquido está en el cerebro. Es como un chicle o moco ”, dijo el doctor.

Mientras más cantidad se aplique la persona, menos tiempo de vida tendrá.

“Conocí el caso de una trans que a las 07:00 se puso en los glúteos. A las 23:00 del mismo día era trasladada de urgencia a una clínica porque se le habían tapado las vías urinarias. La persona que le inyectó el líquido le topó una arteria y le envió la silicona a los riñones”.

Una vez puesta la silicona líquida es difícil extraerla, dijo el galeno. Al intentar sacarla se pueden dañar arterias y venas. “Por eso los cirujanos plásticos evitamos extraerla”, señaló Estrella.

“Cuando la silicona líquida se la inyecta en forma superficial (en la piel y grasa), la piel se pone roja, se llena de pus y hasta se revienta. Pero en este caso no llega a los tejidos orgánicos. Pero cuando se mete la aguja profundamente al músculo, la silicona recorre y llega a los tejidos orgánicos y la persona muere en corto, mediano o largo plazo”, explicó.

Estrella indicó que hasta hace dos años a nivel nacional el número de chicas “trans” fallecidas era de 36, todas por someterse a estas prácticas empíricas que entre ellas mismas se hacen en condiciones de insalubridad.

“Si la persona no muere en el momento, perece horriblemente en diez o quince años”.

El cirujano dijo que lo mejor para abultar es la colocación de prótesis de silicona, pero que sea de muy buena calidad.


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