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domingo, 25 de mayo de 2014

Silicona y enfermedades autoinmunes

 

La relación entre implantes mamarios de siliconas y procesos autoinmunes salió a relucir por primera vez en los años 1950s, cuando aparecieron una serie de reportes en la literatura médica japonesa.(1, 2) Los primeros reportes estuvieron asociados al implante de una serie de sustancias heterogéneas y no bien definidas incluyendo la parafina y silicona líquida. Mayoshi y cols. (2) denominaron este grupo de enfermedades como enfermedad por adyuvante humana.


En el año 1962, Cronin y Gerow (3) introdujeron por primera vez los implantes mamarios de silicona, y fue en el año 1982 cuando Van Nunen y cols (4) reportaron por primera vez la presencia de enfermedad autoinmune en tres mujeres. Desde esa época a la actual se han reportado una serie de pacientes exhibiendo una gama de padecimientos clínicos incluyendo enfermedades específicas del tejido conectivo tales como lupus eritematoso diseminado, síndrome de Sjögren, escleroderma, enfermedad mixta del tejido conectivo, cirrosis biliar primaria, y enfermedades atípicas caracterizadas por cansancio crónico, dolores musculares y articulares y discapacidad cognitiva. (5,6,7, 8)

Además de las manifestaciones clínicas descritas, se ha reportado también una serie de anormalidades de laboratorio entre los cuales destaca la presencia aumentada de anticuerpos antinucleares. (9,10)

El reporte de Samayoa y cols. en el presente número de la revista, en general concuerda con lo que se ha reportado en la literatura. Lo más remarcable del grupo de pacientes descrito es la presencia de enfermedad local, incluyendo contractura de la cápsula en más de las dos terceras partes de mujeres. El número exacto de rotura de implante se desconoce en este grupo de pacientes debido a la falta de estudio sistemático. El uso de resonancia magnética y de ultrasonido ha permitido una detección precoz de rotura de implante.

La ausencia de enfermedad específica del tejido conectivo no nos debe llamar la atención debido al número relativamente pequeño de mujeres estudiadas.

En la actualidad existe una polémica de grandes proporciones en los EE. UU. en lo que respecta a la relación entre los implantes mamarios de silicona y desarrollo de enfermedad inmunológica. Gran parte de esto se debe al aspecto legal que existe entre las pacientes y las compañías fabricadoras de implante. El litigio existente es de grandes proporciones, alcanza varios billones de dólares y no hay índices claros acerca del final del proceso legal.

Por otro lado, existen varios estudios epidemiológicos publicados en los últimos años que fallan en demostrar la presencia de un aumento de enfermedades específicas del tejido conectivo, especialmente escleroderma, en mujeres con implantes mamarios de sil¡cona (11,12,13,14). La razón fundamental por la negatividad de los estudios epidemiológicos es el número insuficiente de pacientes estudiados y fundamentalmente el periodo de seguimiento relativamente corto —que por lo general al igual que el estudio de los Drs. Samayoa y cols.— es menor de 10 años del momento de implantación. Enfermedades como la escleroderma son extremadamente raras, y para que se demuestre una relación absoluta ya sea positiva o negativa, se va a necesitar estudiar cientos de miles de mujeres con implantes mamarios y por más de 10 años.

El tiempo de exposición al implante es de gran importancia, y se debe de tomar en cuenta particularmente en vista de lo que sucede en pacientes expuestas a silica (15). En estos individuos, está claramente demostrado que el tiempo necesario para la aparición de escleroderma es mayor de 20 años (15).

En el año 1995, el Colegio Americano de Reumatología, publicó su posición con respecto a esta polémica generada, concluyendo de que no ex¡stía una relación alguna entre implantes mamarios de siliconas y enfermedades de naturaleza autoinmunes. Esta decisión se basó fundamentalmente en la serie de estudios epidemiológico publicados hasta esa fecha (11, 12,13,14).

A finales del año 1996, sin embargo, el Colegio Americano de Reumatología revisó su posición, admitiendo la necesidad de estudios prospectivos, con gran número de pacientes y seguidos a largo plazo con el objetivo de definir en forma concluyente la relación entre implantes mamarios de siliconas y enfermedades del tejido conectivo. Esta decisión se basó principalmente en la publicación de Henneken y cols (16), demostrando un aumento ligero significativo de enfermedades autoinmunes en mujeres con implantes mamarios de siliconas.

En los últimos meses se han publicado otros dos estudios epidemiológicos demostrando un aumento significativo de enfermedades autoinmunes en pacientes con implantes de silicona no mamario, incluyendo implantes de pene, testicular y articulares (17).

La patogenia de las manifestaciones clínicas de pacientes con implantes mamarios de silicona no se conoce con exactitud. Lo que ha quedado aclarado de una manera definida es que la silicona no es un material inerte. Cuando la silicona fue introducida en medicina clínica en los años 1940s, las compañías fabricadores de este material biosintético adujeron de que era una material inerte. Sin embargo, silicona induce una reacción inflamatoria que puede alcanzar grandes proporciones prácticamente en la gran mayoría de pacientes, y es responsable por la reacción local incluyendo la formación de la cápsula.

Las complicaciones sistémicas son más difíciles de explicar, pero la evidencia acumulada en los últimos años apoya la idea de que la silicona puede operar a través de un mecanismo adjuvante, y también a través de la liberación de citocinas proinflamatorias (18,19).

La demostración de ciertos anticuerpos casi exclusivamente en pacientes con implantes mamarios de silicona, y no en personas normales, o en pacientes con enfermedades autoinmunes idiopáticas va a facilitar en el futuro el estudio de pacientes con implan-tes mamarios de silicona (20).

La relación entre implantes de silicona y enfermedad del tejido conectivo es de gran interés e importancia, aunque aún hay necesidad de estudios prospectivos a largo plazo, de un gran número de pacientes.

Luis R. Espinoza M.D.

Profesor y Jefe, Sección de Reumatología Departamento de Medicina Interna Louisiana State University School of Medicine at New Orleans

Pedido de separatas: L. R. Espinoza, M.D. LSU Medical Center

1542 Tulane Avenue New Orleans, LA 70112 USA


Bibliografía

1. Miyoshi K, M¡yamura T, Kodayashi T et al: Hypergammaglobulinemia by prolonged adjuvanticity in men: Disorders developed after augmentation mammoplasty. J. Keio Soc 1964; 2122: 9-14.

2. Miyoshi K, Shiragami H, Yoshida K: Adjuvant disease of men. Clin Inmunol 1973; 5: 785-794.

3. Cronin RD, Gerow FJ: augmentation mammoplasty: a new natural feed prosthesis. In Transactions of the Third International Congress of Plastic Surgery. Arnsterdam, Excerpta Medica, 1964 pp. 41-49.

4. Van Nunen et al: Post-mammoplasty connective tissue disease. Arthritis Rheum 1982; 25: 694-697.

5. Byron et al: Post-mammoplasty human adjuvant disease. Br. J Rheumatol 1984; 23: 227-229.

6. Bronzena et al: Human adjuvant disease following augmentation mammoplasty. Arch Dermatol 1988; 124: 1383-1386.

7. Fock KM, Feng PH, Tey BH: autoimmune disease developing after augmentatíon mammoplasty: Renort of 3 cases. J. Rheumatol 1984; 11: 98-100.

8. Kumagai et al: Clinical spectrum of connective tissue disease after cosmetic surgery. Arthritis Rheum 1984; 27: 1-12.

9. Press RI, Peebles CL, Kumagai Y, Ochs R, Tan EM: Antinuclear antibodies in woman with breast implants. Lancet 1992; 340: 1340-1307.

10. Cuellar ML, Scopelitis E. Tenenbaum S et al: Serum antinuclear antibodies in women with silicone breast implants: J Rheumatol 1995; 22: 236-240.

11. Gabriel SE, O’ Fallon WM, Kurland LT et al: Rusk of connective tissue diseases and other disorders after breast implantation. N. Engl J Med 1994; 330: 1697-1702.

12. Sánchez-Guerrero J, Schur PH, Sergent JS, Liang MH: Silicone Breast implants and rheumatic disease- Clinical, Inmmunologic, and Epidemiologic Studies. Arthritis Rheum 1994; 37: 158-168.

13. Englert HI, Brooks P: Scleroderma and augmentation mammoplasty -a causal relationship? Aust NZ J Med 1994; 24: 74-80.

14. Goldman JA, Greenblatt J, Joines R et al: Breast implants, rheumatoid arthritis and connective tissue disease in a clinical practice. J Clin Epidemiol 1995; 48: 571-582.

15. Sánchez-Roman J, Wichmann I, Salaberri J et al: Multiple clinical and biological autoimmune manifestations in 50 workers after occupational exposure to silica. An Rheum Dis 1993; 52: 534--538.

16. Hannekens CH, Lee I-M, Cook NR et al: Self-reported breast implants and connective tissue diseases in female health professional. JAMA 1996; 275: 616-621.

17. Laing Tj et al: The association between silicone exposure and undifferentiated connective tissue disease among women in Michigan and Ohio. Arthritis Rheum 1996; 5150.

18. Cabral AR et al: Clinical, histopathological, immunological and fibroblast studies in 30 patients with subcutaneous injections of modelants including silicone and mineral oils. Rev Incst Clin 1994; 46: 257-266.

19. Maim JO, Lanzafame RH, Van Oss CJ: The adjuvant effect of silicone-gel on antibody formation in rats. Inmunol Invest 1993; 22: 151-161.

20. Tenenbaum SA, Rice JC, Espinoza LR et al: Use of antipolymer antibody assay in recipients of silicone breast implants Lancet 1997 (in press).

1 comentario:

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