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domingo, 17 de octubre de 2010

A punto de perder mamas

 
 Esta es la historia de dos mujeres que no se conocen, pero que han vivido la misma pesadilla. Hace tres años decidieron inyectarse silicona líquida en sus mamas para aumentar su volumen. Poco tiempo después empezaron a sentir los efectos adversos. Asustadas por los síntomas y las consecuencias que esto pueda tener, Marcela Cerda y Jimena Reyes han acudido a la Fundación Valdés en busca de ayuda médica.

Al examinar a Marcela, el cirujano plástico Héctor Valdés palpa el daño que hay bajo la piel. Se han formado durezas dentro de sus mamas debido a que la silicona líquida se ha encapsulado formando lo que se denomina siliconomas. El dolor se debe a que la silicona además provoca una intensa inflamación interna.
Marcela tiene 31 años, vende en una feria libre y hace aseo en casas particulares. No tiene recursos económicos, pero ansiaba cambiar aquello que tanto le molestaba: Con mi segundo hijo me quedaron los pechos súper feos, caídos y como secos. Entonces era mi sueño aumentar mi busto.
Sin conciencia del peligro
Mientras trabajaba en un edificio de Providencia, conoció a una mujer que decía ser cosmetóloga y que ofreció inyectarle silicona líquida tal como lo había hecho con otras conocidas de Marcela. Todas quedaban regias y ella vino y me dijo que me cobraba menos. Yo pensaba que me iba a cobrar $300.000 o algo así, pero al final me cobró 100 mil. Y ¿qué me dijeron a mí?... faltaban cinco días para que me pagaran y le dije sí, súper entusiasmada, recuerda.
Marcela había tomado una decisión sin saber que la silicona líquida que le inyectarían es un producto con fines industriales. Su uso en el organismo humano está totalmente contraindicado y prohibido. Al respecto, Marcela Olivares, profesora de la Facultad de Ingeniería y Bioprosesos de la Universidad Católica, explica: La silicona líquida se usa como lubricante en las industrias de alimentos o químicas... para que las piezas mecánicas no se peguen, por ejemplo, rodamientos, cadenas transportadoras, etc.
Sin cuestionarse quién era la persona que le inyectaría la silicona, ni tampoco acerca del daño que le podía provocar, Marcela siguió adelante y fue donde la cosmetóloga para que le agrandara los pechos: Me dijo que me sentara. Me saqué el sostén y ella me agarró la pechuga y me enterró una jeringa en la parte de arriba del busto. Llegó y enterró no más y me dolió mucho. Pero yo tranquilita no más, valiente... después me enterró otra por abajo. Ponía una arriba y una abajo, y otra niña iba llenando las jeringas.
La silicona industrial es un líquido denso que al inyectarse en los pechos provoca un intenso dolor porque va abriéndose paso entre el tejido mamario. Cuando se me empezaron a llenar los pechos no tenían forma y sonaban, como si algo se estuviera cortando adentro... eso era impactante. Mientras más se iban llenando, más ruido se sentía, como que adentro se estaba rompiendo algo, recuerda.
El número de inyecciones depende del volumen que se quiera lograr. Como Marcela quería pechos grandes, le pusieron 12 dosis, equivalentes aproximadamente a un litro de silicona entre ambas mamas.
Una vez inyectado el producto, le dijeron que debía seguir algunas indicaciones: durante tres noches durmió sentada, para que la silicona se integrara a los pechos y no migrara hacia otras zonas del cuerpo.
La Dra. Lorena Gutiérrez, Radióloga de la Corporación Nacional del Cáncer, explica los peligros asociados a la inserción de una sustancia extraña al organismo, como la silicona líquida: el organismo reacciona ante este cuerpo extraño produciendo una inflamación alrededor de las áreas donde se ha inyectado, y puede migrar a múltiples partes, por ejemplo, hacía la axila, el abdomen, los brazos o las extremidades, y en el lugar donde se alojen va a provocar efectos inflamatorios como los que se ven en el sitio de origen.
La Dra. Gutiérrez señala además que si la persona que inyecta las sustancia no es un profesional, puede perforar un vaso linfático y la silicona puede migrar por esta vía hacia otras partes del organismo y provocar daños mayores.
Al respecto, la cirujana plástica, Dra. Teresa Chomalí, agrega: existen casos en la literatura especializada que muestran migración de estas sustancias al cerebro y también al riñón, con desenlaces relativamente graves e incluso fatales.
Cuando la silicona industrial es inyectada en las mamas se corre un riesgo adicional: la inflamación altera los tejidos e impide detectar cualquier patología mamaria, como el cáncer.
Única alternativa
Marcela ya ha sido evaluada por el doctor Valdés y su equipo de cirujanos plásticos. El daño que ha provocado la silicona en su caso es extenso. En este caso -señala el profesional- lo indicado es retirar la mayor parte del tejido comprometido con todo este material extraño y hacer lo que se llama una mastectomía subcutánea, es decir, respetar básicamente la piel y la poca glándula que encontremos que no esté afectada y reemplazar todo lo demás con un implante mamario.
Hoy Marcela será sometida a una operación que intentará eliminar la silicona y el tejido mamario afectado por este producto. A los pocos minutos de cirugía la doctora Marcela González, a cargo de la operación, comienza a notar los daños que la silicona industrial ha provocado en las mamas de la paciente. Al abrir el tejido dañado se puede apreciar claramente cómo la silicona se encapsuló dentro de la mama, formando siliconomas. Para poder extraer la sustancia extraña, la doctora debe puncionar los quistes y realizar una serie de cortes.
Desafortunadamente, en el caso de Marcela, no bastó con puncionar y extraer la silicona líquida. Sus mamas estaban tan severamente dañadas y la inflamación le provocaba tanto dolor que la doctora debió sacar ambas glándulas mamarias para evitar que remanentes de silicona migrasen y dañasen otras partes del cuerpo. Esto significa que a sus 31 años, Marcela quedará sin posibilidades de amamantar en caso de tener otro hijo.
La doctora dejará sólo un centímetro de tejido para que sirva de soporte para las prótesis que darán forma sus mamas.
El drama de Jimena
Jimena ha recorrido un camino muy similar al de Marcela, pero el daño en su caso está en la parte baja de sus mamas. Luego de examinarla, el doctor Valdés le indica los pasos a seguir. Ella también perderá parte de su tejido mamario por culpa de la silicona líquida.
El resultado que vio en una amiga fue lo que la tentó, sin sospechar que lo que hacía pondría en riesgo su salud: Yo vi a mi amiga, me contó y ni siquiera pensé... ella me contó en la mañana y yo en la tarde ya me estaba poniendo esto, así de rápido, recuerda.
 Jimena también recibió instrucciones sospechosas, por decir lo menos de quien le realizó el procedimiento, pero ya le habían inyectado alrededor de medio litro de silicona en cada mama: una de estas instrucciones era que si por el orificio donde inyectó empezaba a salirse la silicona, tenía que limpiar con un algodón y simplemente aplicar esmalte de uñas para sellar.
Jimena ha soportado el dolor y la inflamación provocados por la silicona durante más de tres años. Ahora ya no hay más remedio que extirpar el tejido afectado. La doctora Lilian Hausser deberá evaluar en pabellón si es posible reconstruir sus mamas con el tejido remanente.
Como la silicona ha dañado sólo parte de la mama, no será necesario extraer la glándula completa. Jimena fue más afortunada que Marcela, ya que en su caso es posible reconstruir su busto con lo que queda de tejido mamario sano.
A pesar de la pérdida del tejido, la piel de las dos pacientes no alcanzó a ser dañada por la silicona. Gracias a ello fue posible realizar las reconstrucciones.
Afortunado descenlace
Han pasado tres meses desde las intervenciones de Marcela y Jimena, y ambas están satisfechas con los resultados estéticos. Pero sin duda, lo más importante es que esta vez no han puesto en riesgo su salud.
Siento que di un paso adelante, -dice Jimena- antes de operarme me sentía enferma, sentía que tenía que solucionar esto y ahora que ya lo hice, estoy tranquila y además me siento más linda como mujer. Estoy satisfecha.
Marcela reflexiona: Lo que cambia es que la primera vez que lo hice, lo hice sin saber lo que hacía. Ahora no por, sé que estoy bien y que no tengo ningún daño por dentro, que es todo bueno lo que me pusieron... la prótesis es buena y no como la primera vez.

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